Billie Holiday

Billlie Holiday Hall of fame swing

Vamos aquí con la primera entrada de una de las mujeres del swing. Según muchos la mejor voz del jazz: Billie Holiday, apodada Lady Day.

Si la de Lester Young fue una vida “complicada” imaginaos la de una mujer negra en la América de la pre guerra, con una voz rasgada por el dolor y un sistema dispuesto a exprimir naranjas artísticas como una licuadora.

Su madre, Sadie Fagan, tenía tan sólo trece años cuando Eleanora Fagan (su nombre de nacimiento) llegó al mundo. Por otro lado, su padre Clarence Holiday, guitarrista y bajista de jazz que tocó en la orquesta de Fletcher Henderson, tenía quince, pero no tuvo ningún reparo en abandonar a su suerte madre y bebé. La madre, excesivamente joven para tanta responsabilidad, abandonaba con frecuencia a la niña, dejándola en manos de parientes que no tenían muy buena reputación, y en esas compañías fue violada con once años. Para colmo, un jurado racista  condenó a la víctima a ingresar en un internado. Poco después y tras escaparse del internado, se mudó a un prostíbulo de Harlem (Nueva York) donde su madre trabajaba.

En el salón Pod’s & Jerry’s vio un cartel de «Se necesitan bailarinas» y se presentó a un casting que acabó siendo desastroso, pues no sabía bailar. Al bajar del escenario, el pianista le preguntó “Oye, ¿sabes cantar?” , y aunque no tenía ninguna formación musical se lanzó a hacerlo. El azar o la providencia, por una vez, tiró un dado ganador para ella. El crítico y productor de Columbia John Hammond estaba en el local, vislumbró el diamante en bruto que era, y decidió lanzarla al estrellato a pesar de su nula formación musical.

Pasó al Café Society, en el que se instaló como cantante. No podían usarse micrófonos ni altavoces para magnificar la voz. La única posibilidad pasaba por recorrer el local, de mesa en mesa, mientras se iba cantando. El rumor empezó a correr, el local a llenarse todas las noches de los músicos que acudían a ver la nueva sensación del jazz.

Hammond logró que grabase su primer disco junto a la orquesta del ya mítico clarinetista Benny Goodman cuando ella tenía dieciocho años. Su primer disco, Your Mother’s Son-in-Law, grabado en 1933, le abrió inmediatamente un hueco entre los grandes del momento.

El nombre de Billie se lo apropió más tarde de su actriz favorita, la glamorosa Billie Dove, de los tiempos del cine mudo.

Billie Holiday durante un concierto en el Downbeat club, en Nueva York.

En 1935 debutó en el prestigioso teatro Apollo (meca de la música afroamericana), y poco después apareció en un cortometraje junto al gran Duke Ellington. Por esa época actúa con diferentes bandas y con artistas de la talla de Teddy Wilson, Count Basie (1937) o Artie Shaw. Y es en una de esas bandas conocerá al que será su mejor amigo, el malogrado Lester Young, quien la bautizará con el sobrenombre de ‘Lady Day’ .

“Strange Fruit”, un himno ante la barbarie racista, fue cantada por Billie Holiday por primera vez en 1939, cuando ella tenía 23 años. Fue en el Café Society ante 200 personas. Cuentan que, al terminar la canción, cuando se encendieron las luces, no la vieron en el escenario: desgarrada por la interpretación, estaba vomitando en el baño. 

‘Aquí está la fruta para que la arranquen los cuervos. / Para que la lluvia la tome, para que el viento la aspire, para que el sol la pudra, para que los árboles la dejen caer./ Esta es una extraña y amarga cosecha».

La letra fue escrita por un militante del Partido Comunista, estremecido por la fotografía de los linchamientos de Thomas Shipp y Abram Smith, en la Indiana de 1930. No fue la primera canción de protesta, pero sí la primera en lanzar un mensaje político en la arena del entretenimiento.

En esa época consigue también actuar para Hollywood junto a su admirado Louis Armstrong en “New Orleans”.

Se convirtió así en una de las cantantes negras de jazz con mayor reputación. Pese a su fama su sueldo no se podía comparar ni de lejos con el de los artistas blancos. Tenía prohibido usar la entrada principal y debía esperar en un cuarto oscuro lejos del público antes de aparecer en escena. 

Comparada con otras cantantes de jazz, Holiday tenía una tesitura limitada, de solo una octava. Ella compensó esa dificultad con un sentido rítmico implacable, una sutil expresión, y una inmediatez emocional. Explicaba el sentido del efecto dramático que presentaba en sus canciones diciendo: «Yo he vivido canciones como esa». 

«Nadie canta la palabra hambre como yo. Ni nadie canta la palabra amor como yo. Tal vez sea porque tengo muy presente de qué se tratan ambas.»

Billie Holliday. Texto escrito en su lápida en el cementerio Saint Raymond, NYC

Su particular timbre de voz y su libertad rítmica hicieron de ella una de las cantantes más personales e influyentes del mundo del jazz; Sin embargo, Billie Holiday no supo asimilar el éxito: consumidora habitual de heroína, cocaína y alcohol, poco a poco entró en un proceso de decadencia artística, al que se sumó una desafortunada vida sentimental que la condujo a una profunda depresión.

Se casó en dos ocasiones: en 1941 con el trompetista Jimmy Monroe y en 1957 con el mafioso Louis McKay. Ambos matrimonios fracasaron. 

Billie se convirtió también en la drogadicta más famosa del país.  Fue detenida en varias ocasiones. Como consecuencia le revocaron por doce años la New York City cabaret card, tarjeta de permiso para cantar en los clubes neoyorkinos. Esto la obligó a buscar otras plazas, a vivir de gira, en la inconsistencia de no tener un hogar, en la necesidad de pasar cada noche en una cama distinta.

Durante este período de decadencia siguió actuando (acompañada por músicos mediocres), grabó su peor repertorio y fue consumiendo el merecido crédito que había obtenido en su primera época. 

Sin embargo, a mediados de la década de 1950 consiguió rehacer su carrera. En 1958 graba Lady in Satin, con una voz ronca y madura que continúa siendo bella.  En 1956 había aparecido su autobiografía, “Lady Sings the Blues”, que en 1972 sería llevada a la gran pantalla por el cineasta Sidney J. Furie; Diana Ross interpretó en la película a la mítica cantante.

Billie Holiday, durante una sesión de grabación en 1957. CORDON PRESS

El 17 de julio de 1959, la cantante, arrestada y custodiada por la policia por consumo de drogas, yacía en una cama del hospital de Nueva York víctima de la cirrosis. Junto a ella se encontraba tan solo su perro. La muerte la sorprendió cuando tenía 44 años. Su fortuna se reducía a 70 centavos en el banco y 750 dólares en su casa. La droga se había llevado todo lo demás…

Fuentes: Wikipedia, Página oficial de la cantante, El País, Biografías y vidas, La Vanguardia

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