Hoy te ofrecemos un 2 x 1. Dos hermanos que se dedicaron a esto del jazz en la época dorada del swing y dejaron su huella cada uno a su manera en generaciones posteriores. ¿Fueron un dúo? ¿Actuaron juntos? No. Sus carreras son diferentes, pero reconocemos que nos viene bien aprovechar esa filiación para ahorrar esfuerzos de publicaciones y oye, si compartieron la misma sangre, ¿por qué no van a compartir este post?
Blanche y Cab nacieron de una familia de clase media/alta en Nueva York, con un padre abogado que falleció siendo ellos todavía muy niños y una madre profesora y pianista en una iglesia. Un hecho decisivo para que ambos retoños se decantaran por esto de la música.
Blanche Calloway
Con 18 años Blanche ya tenía clara su vocación (para disgusto de la madre que prefería algo más femenino como una hija profesora o enfermera) y abandonó el instituto para hacer carrera artística. Comenzó participando en musicales, haciendo de corista para terminar de cantante principal. La gira de un musical terminó en Chicago, capital de la movida del jazz (y otras más gansteriles) y allí decidió establecerse. En aquella época de mediados de los veinte ella ganaba más que su hermano pequeño Cab, actuando ambos en el Sunset, uno de los clubs de moda de Chicago.
Blanche tendría la suficiente personalidad y fuerza para ser la primera mujer en liderar una orquesta de jazz masculina. En la misma se encontraba el saxofonista Ben Webster, o el batería Cozy Cole, o más tarde Andy Kirck o Bennie Moten.

Su educación y su trayectoria en el musical, le proporcionó una versatilidad que le permitió no sólo componer, interpretar (piano), cantar, y liderar, sino también actuar sobre el escenario, otorgando a sus espectáculos un sentido dramático del que tomó buena nota su hermano, el pequeño Cab.
Sin embargo, y según los roles de género de la época, lo que se esperaba de ella era cantar y bailar. En la américa de esos años “Blanche Calloway and her Joy Boys” tuvieron que actuar para audiencias racialmente segregadas. Una vez alguien llamó a la policía al verla usar un lavabo para blancos, se montó un buen jaleo y Blanche y parte de su banda acabaron durmiendo entre rejas.
A finales de los treinta la banda se declaró en quiebra. Blanche montó otra femenina que duró poco. Siguió cantando durante los años cuarenta. El resto de su vida estuvo vinculada a la industria de la música, y tuvo un papel muy activo en política y en movimientos de la lucha antiracial. Falleció en 1978 de cáncer de mama.
Cab Calloway
Su hermano pequeño Cab Calloway, le ganó en fama y fortuna. Entre otras cosas, compartió con Blanche su sentido dramático e histriónico de la actuación, hasta hacer de él mismo un personaje. Fino bigotito a lo Cantinflas, un indomable mechón balanceándose sobre su frente, y un enorme smoking blanco para blanquear su enorme silueta, le hicieron romper esa segregación, y junto con Duke Ellington, llegar y ganar el favor del dominante público blanco.

Justamente fue Duke quien contrató su banda como teloneros en el Cotton Club. Para entonces, Cab ya había conocido a Louis Armstrong. Esto unido al precedente de su hermana, influyó en que entrara en “el club del scat”. Recordamos qué es el scat: es esa forma de cantar sin pronunciar palabras comprensibles, usando la voz con sonidos vocálicos, onomatopéyicos, como imitando un instrumento (de viento) más.

El pelotazo de Cab Calloway, había llegado un poco antes, en 1931, con la grabación de su gran éxito “Minnie de moucher”, tema que grabaría varias veces a lo largo de su carrera, acompañándole en la película The Blues Brohters en 1980 (medio siglo con temita y lo que te rondaré morena). A raíz de este tema fue conocido como el señor “Hi-De-Do”, por ese grito de guerra introduciendo el tema. Recuerda que ese estilo lo clavó de su hermana, y si no, escucha “esta loca canción” de Blanche Calloway, de la misma época, y dinos qué opinas.

Su popularidad aumentó gracias a que esas actuaciones se retransmitían en la NBC o incluso en el famosísimo show de Bing Crosby. Los mandamases del espectáculo vieron en Calloway un diamante en bruto, y él lo supo explotar.

En los años 40 y 50 apareció tanto en películas de la época, como aportando su voz e incluso sus pasos de baile en bandas sonoras o incluso en cortos de animación. Entre las películas destacan el musical Stormy Weather, uno de los más importante musicales de Hollywood donde aparecieron como protagonistas, raro para la época, un importante elenco de actores y cantantes afromericanos. También puso banda sonora a episodios de un famoso personaje de dibujos animados de la época, Betty Boop.

Por la orquesta de Calloway pasaron excelentes músicos como Chu Berry, o Dizzy Gillespie, con quien acabó a la gresca navaja en mano. A finales de los cuarenta y con la crisis de las big band tuvo que adaptarse a pequeños combos diversificó sus actividades, se orientó a teatro musical, pero como diría Sofía Mazagatos, siempre estuvo en el “candelabro”.
En resumen, podemos concluir que en Cab Calloway convergen como caras de la misma moneda, el África poderosa de la música y la energía del jazz, con la creación de un espectáculo o show típicamente americano (una especie de Beyoncé primigenio y masculino, ¡toma paralelismo!).
Y como resumen de este tipo os dejamos un vídeo enternecedor donde aparece en los años ochenta al pie del cañón junto a Barrio Sésamo, proclamando su grito de guerra: “The Hi De Ho man, that’s me!”