Charles «Buddy» Bolden (Nueva Orleans; 6 de septiembre de 1877 – Jackson; 4 de noviembre de 1931)
¿Es posible que el jazz sea una invención como la radio de Marconi, o el submarino de Isaac Peral? ¿Exite el “inventor” del Jazz? Sea o no así, la crítica musical coincide mayoritariamente en colgar a Charles “Buddy” Bolden la etiqueta de inventor del Jazz, o al menos el primero en ostentar el título de “King” en esta monarquía musical; y todo ello sin pasar por ningún registro de patentes y marcas. Si además añadimos que no se conserva ningún registro musical de Bolden, nos situamos en un terreno que se sitúa entre la tradición oral y la Fe. Creer en tradición oral supone confiar en que quienes sí lo oyeron coincidieron en señalar ese hito, esa figura, como trascendental. Un músico que dejó huella en todos sus coetáneos y en quienes entonces estaban aprendiendo y bebiendo de ese nuevo género musical que marcaría el siglo XX.
Bolden nació en Nueva Orleans, en 1877 y aunque murió en 1931, podría decirse que artísticamente lo hizo en 1907, lo que todavía da mayor mérito a semejante legado musical. Pero no adelantemos acontecimientos.
En esa Nueva Orleans mestiza y pecadora, y como muchos músicos de su época, la iglesia baptista y sus tradicones musicales ejercieron de escuela de la sociedad afroamericana. Bolden no sabía leer la música pero eso no le impidió tener un talento innato y precoz para interpretarla.
Su instrumento favorito fue la corneta, y con ella en mano es como lo podemos ver en la única foto que se conserva de él y su banda. Una banda que arrasó y fue la reina de Nueva Orleans entre 1900 y 1906.

Todo comienza en los años noventa (pero de hace dos siglos… ) cuando Bolden, que por el día trabajaba de barbero y utilizaba ese mismo local para ensayar al cerrar, y por la noche y fiestas de guardar, tocaba en la BBC (bodas, bautizos y ceremonias varias).
Se dice que él introdujo una versión más lenta e improvisada del ragtime, que añadió instrumentos de viento para tocar el blues, así como la influencia del gospel religioso, y por último pero no menos importante la introducción de la “Big Four”, una innovación rítmica (sincopada) dentro del ritmo de una marching band. De esta termomix musical surgió un estilo diferente que no se llamaría “jazz” hasta unos años después.
Componentes de su banda afirmaron que grabaron algunos temas en el antiquísimo formato de cilindros para fonógrafos. La realidad es que no se conserva ninguna grabación. ¿Imaginas si algún día aparece una reliquia así perdida en un desván? Lo curioso es que aunque se atribuye a Bolden ser el primer música de eso llamado “jazz”, el primer disco de Jazz se atribuyó a Nick Larroca en 1927 (ups… ¿una banda de blancos pionera de un estilo afroamericano?).
Se dice que su corneta podía oírse a quince kilómetros de distancia. Tal vez por eso y por más razones sus espectáculos fueron la banda sonora de las noches más oscuras y sucias de Nueva Orleans.
Las vidas de muchas grandes de figuras de jazz son ríos desbordados y Bolden se ahogó en alcohol y mujeres. Está claro que fue alto, guapo, carismático y todo un maestro del espectáculo y la seducción, asegurando que varias mujeres llegaron a pelearse por el honor de llevar su corneta (no es ninguna metáfora esto).
Probablemente su adición al alcohol estuvo detrás de su enfermedad mental, demencia precoz, o actualmente esquizofrenia. El caso es que a partir de 1906 su deterioro físico fue evidente, y sus problemas con el alcohol derivaron en problemas de orden público hasta tal punto que tuvo que ser ingresado en un psiquiátrico dada su peligrosidad.
Provoca espasmos pensar cómo sería tratado un negro en un psiquiátrico del Sur de Estados Unidos, pero es allí donde Bolden pasó el resto de su vida, mientras fuera de esas lóbregas paredes, el jazz se extendía por todo el país primero y triunfaba en el resto del mundo después.
Recientemente en 2019 fue estrenada un biopic de Bolden bajo el mismo nombre. La película peca de violenta, exhibicionista y cruda. Parte de un Bolden encerrado en el psiquiátrico, para llevarnos a contínuos flash backs, algunos de los cuales nos deja un tanto perdidos. Sin embargo la recreación de ambientes y contrastes entre la vida nocturna y diariade aquel Nueva Orleans y su barrio prohibido Storyville, así como la banda sonora a base de arreglos del mismo Wiston Marsallis está genial.
(Oye, ¿pero esto no es un blog sobre swing? ¿Ahora eres crítico de cine?)
Perdón. Lo dejamos aquí, y añadimos alguna lista con temas clásicos de aquella época recreados en una banda tributo a Bolden.
Esperamos que os guste.